Caminar por un rumbo desconocido
sin saber porqué ni hasta cuando
y aún así seguir andando
por no saber otro camino.
Dejar morir esa esperanza,
esperanza ya hace mucho perdida,
mas aferrarse aún sin medida
al saborear la tormentosa añoranza.
Escribir los sueños en el suelo
uno que el viento a de borrar
con el afán de que la arena deje plasmar
cada ilusión venida en desvelo.
Mirar nuestras manos completamente vacías,
buscando que había en ellas sin recordar…
si talvez una rosa o talvez un puñal
o quizás nunca hubo nada y pensar que sí había.
Amar con el temor de sufrir algún día,
intentando evitar lo ya premeditado
y al final bendecir ese dolor avaro
por ser lo único que nos queda en la vida.
Ver como nuestra naturaleza nos da duelo
al ser incomprensibles tal cual humano;
que cuando queremos odiar más amamos
y al querer olvidar más viene el recuerdo.
Y así seguir con nuestras vidas
cada uno en su lado, cada cual con su historia
viviendo por inercia en la gloria
de los sufrimientos o alegrías.